El tiro de tres que tomó a sólo un minuto y medio para el final, cuando Regatas acechaba a Instituto (84-80), prefigura y justifica la misión que tendrá Juan Brussino en la conducción del equipo de Alta Córdoba: ponerse el equipo “al hombro” y ser protagonista de los desafíos trazados en el club.
El base cañadense, quien el 14 de marzo cumplirá 30 años, ejecutó con creces su primera participación entre los conducidos por Sebastián Ginóbili, en el ajustado triunfo del jueves ante los correntinos (89-86), en el reinicio de los cordobeses en la Liga Nacional luego de 22 días de receso. Integró el quinteto inicial y durante 25 minutos de acción aportó 9 puntos, 6 rebotes y 6 asistencias: “Me sentí bien por mi debut y por estar de nuevo en competencia, que es lo más lindo. Pero aún tengo que adaptarme”, le confiesa “Juani” a Mundo D, desde la concentración en CABA donde el domingo tendrá su segundo desafío en “la Gloria” enfrentando a Comunicaciones, desde las 19.
“Las primeras sensaciones fueron positivas, aunque sea la primera vez que jugamos juntos y donde somos tres jugadores nuevos”, agrega el hermano mayor de Nicolás. “De a poco iré haciendo mi juego e involucrándome cada vez más para ayudar al equipo. Pero, por suerte, por ser todo medianamente nuevo, fue una muy buena victoria y la pudimos cerrar bien, que es lo más importante. Porque debemos empezar a construir a partir de ahí”, explica el base radicado en Santiago del Estero, donde vive con su pareja Constanza y su hijo Juan Pedro (4).
-¿Cómo evaluás tu primer paso en el equipo?
-Estoy tratando de que la adaptación sea lo más rápido. De aprovechar cada partido para conocernos con la idea de tratar de armar un circuito defensivo y ofensivo que nos permita llegar de lo mejor a los cierres, aprovechando el mejor momento de cada uno. Sabemos que tenemos que ser competitivos y ganar la mayor cantidad de partidos para estar en las primeras posiciones. El equipo se está armando para eso, pero hay mucho trabajo por hacer. Creo que más rápido nos adaptemos y nos demos cuenta de esto, será más fácil para todos y habrá lugar y momentos para todos.
-¿El “Sepo” te ha pedido algo en particular?
-Lo que por ahora me ha dicho es que me sienta cómodo, que vaya entrando en ritmo, que trate de hacer mi juego en función del equipo y que tome la voz de mando, en el sentido de hacer jugar al resto. También algunos conceptos generales donde intentaremos, a partir de la base, tratar de “subir” más la defensa. Pero sabiendo que al transcurrir los días vendrán cosas más puntuales en pos de que Instituto tenga identidad.
-¿Cómo comparás este paso por Córdoba en relación a tus dos anteriores?
-En Marcos Juárez (San Martín) tenía 16/17 años. Era el comienzo, tenía muchos sueños y esperanzas en hacer una carrera profesional y, a partir de ahí, fui escalando. En Atenas (2013/2014) era más un jugador revulsivo y eran más las ganas y el vértigo que le ponía al juego que el pensar y el manejar diferentes situaciones. Hoy en día, creo que el querer mejorar y el ir madurando año tras años me permitieron llegar a Instituto. Ojalá pueda extender todo lo que venía haciendo en Quimsa y seguir solidificándome. Quiero hacer mi aporte para que el equipo tenga identidad y que se lo respete como se lo venía haciendo. Es lo que quiero y lo que trataré de inyectar en un plantel de grandes jugadores.
-¿Por qué no seguiste en Quimsa?
-A partir de diciembre decidimos con Quimsa que cada uno tomara su camino. Y la propuesta de Instituto no fue para nada difícil de aceptar. Los jugadores, el cuerpo técnico y la dirigencia que hay, un torneo internacional por delante, el querer ser competitivos y llegar a instancias finales de la Liga conforman un menú en el que todo jugador quiere estar. Es cierto que eso lleva a que haya un montón de responsabilidades, presiones y diferentes situaciones que yo quiero asumir y tener sobre mis espaldas. Por eso me prepararé lo mejor posible y trataremos de que dentro de la cancha se vaya notando un equipo intenso, que realmente tenga hambre y que vaya decidido en busca de sus objetivos.
-¿Qué experiencia te dejó el paso por México?
-Fue ponerme a prueba constantemente, día tras día, partido a partido. Creo que hubo un crecimiento en lo mental más que nada, sabiendo que tenía que rendir cada partido y que el equipo tenía que ganar. Volví con otra mentalidad, en el sentido de que cada día y en cada entrenamiento estaba a prueba. Eso mismo lo estoy implementando acá. Creo que esa mentalidad es la que hay que tener. Brindarse a la institución constantemente, no relajarse y no dejarse estar porque hay muchas cosas y muchos jugadores que quisieran estar donde uno está. Uno es consciente y lo trata de cuidar con su trabajo.
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