El impacto todavía retumba, 20 años después. Gabriel Riofrío, una de las personas más queridas del básquetbol argentino, jugaba con Estudiantes de Bahía Blanca en Sunchales ante Libertad y cayó desplomado. Todos creyeron que se había descompensado por el calor. El partido siguió. Murió en la cancha, pero lo confirmaron en la clínica donde lo trasladaron.
El 7 de enero de 2001 fue la noche más trágica de la Liga Nacional. El cordobés, que apenas tenía 23 años, se mantiene en el recuerdo de todos. Falleció por una falla cardíaca hace ya 20 años.
“Fue horrible, una situación de mierda. Quien podía imaginar que algo así podía pasar”, confesó Daniel Rodríguez, el técnico de ese Estudiantes.
“Nadie sabía lo que pasaba. Apenas terminamos de jugar, el Lobo Maffei (DT de Libertad) me llevó en su auto a la clínica y nos enteremos que Gaby había fallecido”, sumó “Zeta” a Mundo D.
Cristian Romero, nacido en Oliva, era un juvenil de ese equipo bahiense. “Fue un shock para todos. Ese grupo quedó marcado para siempre por lo que le pasó a Gaby. Siempre lo recordábamos. Había un americano del plantel que rezaba antes de los partidos en su memoria”, recordó “el Kily”, campeón con Atenas en la Liga Nacional 2008/2009.
“Compartíamos mucho tiempo con él. Pasamos tiempo juntos pese a que yo era juvenil. Era fenomenal”, añadió. “Gaby había llegado a mitad de la temporada anterior mientras se recuperaba de una operación de rodilla”, agregó.
Claudio Villanueva era el representante de Riofrío, uno de los grandes talentos del básquet nacional, y que había sido campeón con Atenas en la recordada consagración de 1998 ante Boca en el Luna Park.
“Fue un shock impactante. Yo estaba con la delegación de Estudiantes de Olavarría, en una sobremesa con Oveja (por Sergio Hernández) cuando alguien me avisó. Nadie lo podía creer”, resume .
“Al otro día viajamos juntos con Oveja a Córdoba para estar su despedida”, agregó. Fueron unos de los tantos de participaron del sepelio de “Gaby”.
Riofrío había debutado en la Liga Nacional a los 15 años con la camiseta de Banco Córdoba, el 26 de enero de 1993, y sabía de sus problemas de corazón. En aquellos años, los controles para jugar en la Liga no eran rigurosos . Todo cambió con su muerte. Fue apenas algo de su enorme legado.
“Era una persona fuera de serie, muy educado, casi que te lo querías llevar a tu mesita de luz”, graficó alguna vez Sergio Hernández. Además del talento para jugar al básquet, todo el mundo resaltaba al cordobés como persona. Un ser especial.
Como profesional sumó 300 partidos en la Liga en los que logró 1.784 puntos, con un promedio de 5,9 por juego.
Después de su temporada debut en Banco, por Gimnasia de Comodoro Rivadavia (1993/1994), Andino de La Rioja (desde 1994 al 97), Atenas (1997/98), Estudiantes de Olavarría (1998/99) y Estudiantes de Bahía Blanca (desde 1999).
Con Atenas integró el fantástico equipo que logró el título en la Liga Nacional en la temporada 1997/98, barriendo a Boca en la serie final por 4-0. También estuvo en el McDonalds de París con el Verde y fue campeón de la Liga Sudamericana 1998.
“Era un tipo bárbaro, Qué todo el mundo hable bien de él muestra como era, y eso es lo más importante”, destacó Villanueva, hoy representante de Facundo Campazzo.
“Tenía una calidad humana formidable, era una persona excelente. En el tiempo que estuve con él nunca le escuché levantar la voz, era tan educado que si estábamos en la mesa pedía permiso para levantarse. Lo recuerdo siempre”, sumó “Zeta” Rodríguez, quien tiempo después estuvo reunido con la familia de “Gaby” en su casa de barrio Argüello.
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